Las ventajas de los viñedos en zonas elevadas:
Los viñedos ubicados en altitudes más elevadas poseen características distintivas que influyen en la calidad y complejidad de los vinos que se obtienen de ellos. A continuación, destacaremos algunas de las ventajas más significativas:
Variaciones térmicas: Las zonas de altura suelen experimentar amplitudes térmicas más marcadas entre el día y la noche. Estos cambios de temperatura favorecen una maduración más lenta de las uvas, preservando así una acidez vibrante y unos aromas frescos en los vinos resultantes.
Mayor exposición solar: Al estar ubicados a mayor altitud, los viñedos reciben una mayor intensidad de luz solar. Esta mayor exposición solar contribuye a la generación de uvas con un mayor contenido fenólico, lo que se traduce en vinos más estructurados, con mayor concentración de color y potencial de envejecimiento.
Suelos pobres: En general, los suelos de las zonas de altura suelen ser más pobres en nutrientes. Esto obliga a las vides a esforzarse más en busca de recursos, lo que a su vez se refleja en uvas de mayor calidad, con sabores más intensos y una expresión más profunda del terruño.
Menor presencia de enfermedades: Las condiciones climáticas de las zonas de altura, como la menor humedad y las temperaturas más frescas, suelen ser menos propicias para el desarrollo de enfermedades y plagas que afectan a los viñedos. Esto permite reducir el uso de productos químicos y favorece una viticultura más sostenible y respetuosa con el medio ambiente.
Los desafíos de los viñedos en zonas elevadas:
A pesar de las ventajas mencionadas, los viñedos en zonas de altura también presentan desafíos únicos para los viticultores. A continuación, destacaremos algunos de los principales desafíos:
Condiciones climáticas extremas: Las zonas de altura suelen estar expuestas a condiciones climáticas más extremas, como temperaturas más frías, heladas tardías y cambios bruscos de temperatura. Estos eventos climáticos pueden dañar los cultivos y disminuir la producción de uvas, lo que requiere una atención y un manejo más minuciosos por parte de los viticultores.
Manejo del agua: En las zonas de altura, el manejo del agua se vuelve crucial debido a la mayor sequedad del suelo y a la menor disponibilidad de recursos hídricos. Los viticultores deben implementar sistemas de riego eficientes y estrategias de conservación del agua para garantizar el adecuado desarrollo de las vides.
Dificultad en el trabajo de campo: La topografía accidentada y las pendientes pronunciadas en las zonas de altura dificultan las labores agrícolas y el acceso a los viñedos. Esto requiere una planificación logística cuidadosa y a menudo implica un trabajo manual más arduo.
Limitaciones en la elección de variedades: Las condiciones climáticas y la altitud determinan qué variedades de uva se adaptan mejor a cada región. Los viticultores deben seleccionar cuidadosamente las variedades que se adapten a las particularidades de cada zona y que sean capaces de desarrollarse plenamente en esas condiciones.
Vinos de altura