Anton van Dyck (Amberes, 22 de marzo de 1599-Londres, 9 de diciembre de 1641) fue un pintor flamenco especialmente dedicado a la elaboración de retratos. Dado que alcanzó gran fama internacional, su nombre se adaptó a diferentes idiomas: en inglés, Sir Anthony van Dyck; en español, Antonio o Antón van Dick. Llegó a ser el primer pintor de corte en Inglaterra tras una larga estancia en Italia. Es universalmente conocido por sus retratos de la nobleza genovesa y de Carlos I, rey de Inglaterra, de los miembros de su familia y de su corte. Con su método de pintura de una elegancia relajada, influyó en los retratistas ingleses, como Peter Lely. Además de retratos, por los cuales fue bastante apreciado, se ocupó también de temas bíblicos y mitológicos, introduciendo algunas notables innovaciones pictóricas. Su obra no fue ajena al vino. Esto lo podemos comprobar en “Sileno ebrio”, fechado en 1629.
Grande para Flandes era la fama de Pedro Pablo Rubens, cuando en Amberes en su escuela surgió un joven llevado de tan noble generosidad de costumbres y de un tan bello espíritu en la pintura que bien dio signos de ilustrarla y aumentar su esplendor.
Giovanni Pietro Bellori, sobre Anton van Dyck
En Amberes fue discípulo de Hendrick van Balen, con quien permaneció entre 1609 y 1610. Más adelante fue también alumno y asistente de Rubens, del que asimiló la técnica y en parte también el estilo, y en 1618 fue admitido como maestro en el gremio de San Lucas. Tras transcurrir la juventud en Amberes, se trasladó a Italia, donde realizó el viaje ritual de formación característico de todos los grandes pintores flamencos. Allí tuvo la oportunidad de ver y copiar algunas grandes obras renacentistas, especialmente de su pintor favorito, Tiziano. Al volver de Italia, pasó a Inglaterra, a la corte de Carlos I, donde se ocupó casi exclusivamente de retratos. Murió en Londres a la edad de 42 años y fue enterrado en la Catedral de San Pablo.
La vida de van Dyck es, por varios motivos, comparable a la de Rafael: ambos murieron jóvenes y antes de ver uno las atrocidades del saqueo de Roma (1527) y el otro los desórdenes de la guerra civil. Van Dyck murió antes de ver procesado y decapitado delante de su palacio a su rey. Tras la ejecución del monarca, siguió la dispersión de su colección artística, que contaba con 1570 pinturas, entre las cuales había una buena cantidad de obras de van Dyck; entre los mayores compradores estuvo Felipe IV de España y el cardenal Giulio Mazzarino. Autor de temas religiosos y mitológicos, su actividad como grabador alcanzó también gran importancia y tuvo por logro más célebre la Iconografía, serie de retratos grabados de famosos contemporáneos. Él la inició grabando algunas planchas hacia 1631, y las demás fueron realizadas según bocetos suyos por Paulus Pontius, Lucas Vorsterman I, Schelte à Bolswert, Jacob Neeffs y otros. La serie estaba inacabada a su muerte, si bien ya se estaba distribuyendo. La primera edición con portada se lanzó póstumamente en 1645. Muchas de las matrices originales de cobre se guardan en la Calcografía del Louvre.
“Sileno ebrio” (1629), de Anton van Dyck