“Mujer bebiendo” (1648), de Philips Koninck

Philip de Koninck, también conocido como Philips Koninck (Ámsterdam, 5 de noviembre de 1619 — Ámsterdam, 4 de octubre de 1688) fue un paisajista holandés del Barroco. Pero entre tanto paisaje, su obra no fue ajena al vino. Esto lo podemos comprobar en “Mujer bebiendo”, fechado en 1648.

Este pintor holandés, nacido el 5 de noviembre de 1619 en Ámsterdam, trabajó el paisaje, el retrato, las escenas costumbristas y la pintura de historia. Su formación tuvo lugar dentro del círculo familiar: su padre era platero y uno de sus hermanos, pintor. Fue precisamente de este hermano pintor, Jacob, de quien recibió en Róterdam, hacia 1637, sus primeras lecciones. Sus trabajos más tempranos se han fechado en 1639, evidenciándose en ellos un interés hacia el retrato. En 1640 contrajo matrimonio con Cornelia Furnerius, hermana del pintor Abraham Furnerius, cuyos dibujos comparten muchos puntos en común con los de Koninck. Según el tratadista holandés Arnold Houbraken, completó su formación en el taller de Rembrandt en Ámsterdam. La obra de Koninck, independientemente de la noticia que nos facilita Houbraken, registró durante la década de 1640 el influjo de Rembrandt en el color, en el dibujo y en la utilización de la luz, así como la impronta de Hercules Seghers. Sin embargo, Koninck, en la década siguiente, perfiló su estilo más característico, especializándose en vistas panorámicas, en las que se muestran grandes extensiones de terreno desde un punto de vista alto. Durante estos años también actuó en el mercado de arte, y en 1657 contrajo matrimonio en segundas nupcias con Margaretha van Rijn.

Como muchos otros pintores holandeses tuvo una segunda profesión: fue propietario de una próspera línea de navegación entre Ámsterdam y Róterdam que le dio, al final de su vida, buenos beneficios. Esta circunstancia, suponemos, le hizo abandonar la pintura ya que sus últimas obras fechadas son de 1670, resultando casi imposible establecer una datación en la década siguiente. En sus últimos años sus paisajes se hicieron más idílicos, apareciendo en muchos de ellos elegantes figuras pastoriles. Su gran aportación al género fue la vista panorámica inspirada en el Gelderland. Koninck tuvo en vida la consideración de sus contemporáneos, como lo demuestran los textos que los escritores Joost van Vondel y Jan de Vos le dedicaron y en los que alaban, paradójicamente, su faceta de retratista. Murió en Ámsterdam en 1688.

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